Tanto para aprender
Aprendí que la mayoría de las
cosas por las que me preocupo nunca suceden.
Aprendí que cada logro alguna
vez fue considerado imposible.
Aprendí que nada de valor se
obtiene sin esfuerzo.
Aprendí que la expectativa es
con frecuencia mejor que el suceso en sí.
Aprendí que aun cuando tengo
molestias, no necesito ser una molestia.
Aprendí que nunca hay que
dormirse sin resolver una discusión pendiente.
Aprendí que no debemos mirar
atrás, excepto para aprender.
Aprendí que cuando alguien
aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se trata de
dinero.
Aprendí que hay que luchar por
las cosas en las que creemos.
Aprendí que las personas son
tan felices como deciden serlo.
Aprendí que la mejor y más
rápida manera de apreciar a otras personas es tratar de hacer su trabajo.
Aprendí que los días pueden
ser largos, pero la vida es corta.
Aprendí que si tu vida está
libre de fracasos, es porque no has arriesgado lo suficiente.
Aprendí que es bueno estar
satisfecho con lo que tenemos, pero nunca con lo que somos.
Aprendí que podemos ganar un
centavo en forma deshonesta, pero que más tarde este nos costará una fortuna.
Aprendí que debo ganar el
dinero antes de gastarlo.
Aprendí que debemos apreciar a
nuestros hijos por lo que son y no por lo que deseamos que sean.
Aprendí que el odio es como el
ácido: destruye el recipiente que lo contiene.
Aprendí que planear una
venganza sólo permite que las personas que nos hirieron lo hagan por más
tiempo.
Aprendí que las personas
tienen tanta prisa por lograr una “buena vida” que con frecuencia la vida pasa
a su lado y no la ven.
Aprendí a no dejar de mirar
hacia el futuro; que todavía hay muchos buenos libros para leer, puestas de sol
que ver, amigos que visitar, gente a quien amar y viejos perros con quienes
pasear.
Aprendí que todavía tengo
mucho que aprender.
-Jaime
Lopera y Martha Berna - libro: La culpa es de la vaca
---Liz
Angélica roldan---
Sólo con el
tiempo
Con el tiempo, te das cuenta de que si estás al lado de una persona sólo
para acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a
verla.
Con el tiempo, te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho
más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo, entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que
el que no lucha por ellos tarde o temprano se ve rodeado de falsas amistades.
Con el tiempo, aprendes que disculpar cualquiera lo hace, mientras que
perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo, aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque
el terreno de mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo, aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoras
terriblemente a los que se han marchado.
Con el tiempo, aprendes que intentar perdonar o pedir perdón, decir que
amas, que extrañas, que necesitas, ya no tiene ningún sentido ante una tumba.
-Jaime
Lopera y Martha Berna-libro: La culpa es de la vaca
---Liz
Angélica roldan---
Las tres rejas
El joven discípulo de un
filósofo sabio llegó a casa de este y le dijo:
—Maestro, un amigo suyo estuvo
hablando de usted con malevolencia.
— ¡Espera! — lo interrumpió el
filósofo—. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
— ¿Las tres rejas?
—Sí. La primera es la
reja de la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
—No; lo oí comentar a unos
vecinos.
—Entonces al menos lo habrás
hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Esto que deseas
decirme, ¿es bueno para alguien?
—No, en realidad no. Al
contrario...
—¡Vaya! La última reja es
la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
—A decir verdad, no.
—Entonces —dijo el sabio
sonriendo—, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el
olvido.
-Jaime
Lopera y Martha Berna-libro: La culpa es de la vaca
---Liz
Angélica roldan---
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